Hoy me he levantado con la ilusión de vivir un día que solo ocurre cada cuatro años, y con el deseo de ver lo sucedido en los Oscars.
Ya habréis intuido que soy una enamorada del cine y esta gala aúna todo lo que me apasiona: moda, discursos absurdos, sonrisas falsas y canciones. A veces voy por la calle y me da por pensar: ¿Qué pasaría si ahora me subiese a un banco y empezase a cantar y bailar? Me gusta pensar que se formaría una multitud que bailaría conmigo, y no que llamarían a urgencias...
En cuanto a mi libro...
Continuo en proceso de corrección y finiquitando flecos. ¡Vamos! aburrida y nerviosa, con ganas de terminarlo y angustiada pensando que a lo mejor no le gusta a nadie.
La semana pasada me presente a un concurso de relato breve. Participo todos los años desde hace cuatro y nunca he sido finalista. Lo fallan el uno de abril. Si no me seleccionan, lo publicaré en este blog para que lo leáis. Al fin y al cabo, escribo para eso, para que me lean.
Por si os lo preguntáis, no me preocupa no ganar concursos. ¿Me gustaría?, ¡por supuesto!, pero en realidad lo hago para obligarme a mantener un calendario como escritor. Esto es como el que corre y prepara carreras populares. Te obliga a mantener un entrenamiento, unos hábitos y te mantiene engrasado.
Besitos de letras a todos