21/3/16

Relato breve

Como os comentaba el sábado, voy a colgaros hoy algo en el cajón que espero que os guste. No es de humor como los otros textos. En este caso se trata de un relato corto que presenté a un concurso, y que por no ganar, queda para mi uso personal. Pertenece a un genero que adoro, la ciencia ficción. Espero que os guste. Se titula: Triptogan ha muerto.


I.
Triptogan está a punto de caer.
Intuyo esto mientras transmito las imágenes a la Net. El diminuto, pero bien situado planeta, cuna de tres civilizaciones, está a punto de ver como sus días de gloria se acaban.
Miro a mí alrededor tratando de encontrar un lugar donde refugiarme, ya no quedan muchos. Tras muchos meses homologados de lucha, la mayoría de los edificios, símbolo de la grandeza del planeta, están completamente destruidos.
Por fin, tras dar muchas vueltas entre el polvo y los cadáveres cubiertos de gusanos, encuentro una casucha al final de una callejuela, parece que aún conserva la mayoría de sus paredes. Me cuelo dentro, no sin antes comprobar con cautela que no haya ningún otro ocupante. Me apoyo exhausto contra una pared y dejo que mi espalda resbale poco a poco hasta quedar sentado en el suelo. Saco la cantimplora y bebo un poco de agua, debo racionarla, no me queda mucha. Me duele la cabeza y siento mi propio hedor tras muchos días sin poder asearme, ni cambiarme de ropa. Antes de perder el sentido, fruto de las pocas horas de descanso, decido enviar el que puede ser mi último reportaje.
Oprimo el botón que hay en mi sien, junto al ojo derecho y con ello activo la cámara que llevo implantada. En cuanto siento el zumbido dentro de mi cerebro, mi modo profesional se activa, al igual que otros comen o beben, yo informo; tal ha sido siempre mi naturaleza.

-Ciudadanos de la Net libre, Triptogan está a punto de caer. Tras más de seis meses homologados de asedio, los pocos supervivientes de la población local, que decidieron permanecer y luchar por su planeta, están ahora mismo, reunidos en un lugar secreto, trazando el que puede ser, su último plan; el de la rendición.

Hago una pausa deliberada, quiero que los ciudadanos libres que me escuchen entiendan la importancia de mis palabras, quiero que comprendan el alcance de esta rendición, que sepan que Triptogan no será el último planeta en caer.

-Como ya les he ido relatando, los invasores llegaron por mar. El Río Gan, hasta ese día turbio y caudaloso, parecía una enorme autopista de seis carriles, tal era el numero de barcazas que descendían por él, hacia la capital, Triptago-. Tecleo en mi brazalete unos datos, e incorporó a mis palabras las imágenes que grabé el primer día.

No necesito verlas de nuevo para sentir todo el horror y el sobrecogimiento de ver un enorme río, infectado de personas, como uno de los cadáveres de ahí fuera cubierto de pupas y gusanos. Las barcazas eran millones, en cada una de ellas doce inferiores y un Nubeo. Desde mi más tierna infancia sentía terror por aquellos seres de aspecto humanoide y color negro. Aquella mañana, comprendí que no era aquel un terror injustificado. Sus enormes y musculados cuerpos desnudos, medían más de tres metros de altura, y su color negro brillante, hacía que resaltaran sentados en las barcazas como inmensos apóstoles de la destrucción. Nunca había visto nada parecido.

-Triptago había recibido ya muchas señales de que ese día llegaría, pero siempre confiaron en que la Net libre de planetas, enviara refuerzos para evitar, lo que todos sabíamos que sería una matanza sin precedentes en el sistema de Bam-. Aquí incorporo las imágenes, grabadas hace dos años, en una Conferencia en la capital del sistema. En ella, los espectadores pueden contemplar a los líderes de la Net libre, y enfrente de ellos al embajador Nubeo, curiosamente, no pertenece a su raza, es un hombrecillo insignificante pero conectado a la conciencia común que los une. Una marioneta ridícula que habla con voz humana, pero emite pensamientos Nubeos.
Mientras mis dedos teclean, no puedo evitar pensar en aquel día. Recuerdo que hacía calor, y que llevaba una fina camisa de lino blanca. Una mujer cuyo perfume era exquisito, me trajo un vaso de zumo muy frio, mientras esperaba que me acreditaran para entrar en la sala donde se iba a producir el encuentro. Noto el olor a mentira en el aire, veo los corrillos que se forman, capto conversaciones perdidas y en mi mente, se van formando imágenes claras de lo que está ocurriendo. Intuyo que van a dejar que Triptogan caiga, por algún motivo que no acierto a comprender, los Nubeos no les parecen una amenaza real.

-Ahora, tras meses de lucha desigual, creo que todos tenemos claro que se equivocaron al esperar por algo más que palabras-. Añado para mis espectadores, y también para mí mismo, porque no entiendo porque los habitantes de este planeta pudieron ser tan ingenuos.

En ese instante escucho unos estallidos fuera, se lo que son. Los Nubeos utilizan armas de plasma, con solo un disparo pueden hacer saltar un perro por los aires en mil pedazos, les he visto hacerlo. Imagino que los inferiores estarán por ahí arrasando con todo lo que encuentren, como los carroñeros que son. Semihombres encorvados, miserias genéticas que se alimentan de restos humanos, carroñeros que los Nubeos tienen como mascotas, ¡a eso ha llegado la civilización fuera de nuestro sistema!
Sé que tengo que esconderme, pero ya no sé donde hacerlo. Hasta ahora he conseguido librarme por mi condición de periodista. No es que los Nubeos aprecien mi trabajo, ni siquiera sé si lo comprenden, pero su máximo líder, que se encuentra en su planeta, les dicta las órdenes a través de la conciencia común que comparten, y a él le interesa que la Net vea los videos de su obra.

Lo supe el día que cinco inferiores me arrinconaron en la parte vieja de la ciudad, junto al que había sido el palacio del Rey Rodney el alado. Era como estar rodeado por una recua de perros rabiosos, estaban en cuclillas esperando para abalanzarse sobre mí con la saliva cayendo de sus bocas miserables, y mientras, con la voz llorosa por el miedo y habiéndome orinado encima, transmití las imágenes pensando que serían las ultimas. Deseaba cerrar los ojos, porque nadie quiere que algo así sea su ultima visión, pero no podía hacerlo, porque mi ojo derecho tiene implantada una cámara conectada a la Net, y sabía que cientos de miles de millones de personas, estarían viéndome morir, y por algún motivo, eso me insufló fuerza, porque a pesar de todo lo que he visto y oído, creo en Dios, y sé que todas esas almas estaban conmigo.
Cuando esperaba la muerte, un chasquido me sacó de mi miseria. Un Nubeo se aproximó haciendo que el suelo retumbara bajo el peso de sus más de seis toneladas. En alguna parte leí, que los científicos estiman que en su planeta, su masa y su peso son menores, pero debido a la gravedad del Sistema de Ban, sus cuerpos son en nuestro universo como enormes buldócer. Como ninguno de ellos ha estado en su planeta, su teoría, como tantas otras, no ha podido ser contrastada.
Entendí que el chasquido era su modo de hablar, porque los inferiores se separaron de mi a regañadientes, y mientras caminaba alejándose de donde yo estaba, el Nubeo ladeo la enorme cabeza sin rastro alguno de pelo, y me hizo un gesto al ojo derecho, como diciendo; “sigue grabando”. Entonces entendí que aquellos seres habían venido a una matanza, y no a una guerra, y que querían que todo el Sistema de Ban lo supiera.
Millones de mensajes comenzaron a saturar mi entrada de datos. Eran los espectadores de mi reportaje, como yo había predicho, me enviaban todo su amor y me apoyaban en mi labor, pero con todo lo importante que su apoyo fue para mí en aquel momento de desolación, ninguno de aquellos mensajes, provino de las altas esferas.
Asomo la cabeza por la puerta de la casucha y veo a unos inferiores comiéndose los restos humanos que hay a unos metros de mí. Tratando de contener el vomito, y la nausea que tamaña degradación humana me produce, salgo pegado a la pared y corro en la dirección opuesta, sin dejar de grabar mientras lo hago.
La noche comienza a caer sobre el planeta.
Triptogan, siempre ha sido el centro cultural de nuestro universo. Recuerdo con claridad la primera vez que lo visité. Tenía entonces doce años, y lo hice con el resto de compañeros de mi escuela. Aun hoy puedo imaginar donde se erguían sus majestuosos edificios, los palacios de cristal de la civilización Aqueocratica, los puentes de carbofeno de la Neoplatia, y las miles de estatuas y jardines que la monarquía Soliquea mandó construir. Nada de eso queda hoy, dos mil años de civilización, reducidos a escombros, otro cuerpo lleno de gusanos que se pudre desprovisto de dignidad.
Noto como las piernas no soportan más mi peso. Llevo casi una semana alimentándome de los restos que voy encontrando aquí y allá, pero sobre todo, sé que mi cansancio es mental. He visto morir a otros compañeros, pero ninguno de ellos ha sido tan tonto como para acudir a este conflicto. La de Triptogan era una caída anunciada, quizás por eso me atrajo tanto. Siempre he sido un gilipollas idealista, por eso me dedico a esta profesión, al menos eso me dijo la última mujer con la que hablé de verdad.
Fue en un bar antes de venir aquí, ella trabajaba como centinela, una especie de policía de elite, era una mujer muy guapa, una de esas que no se suele fijar en un tipo como yo, pero aquel día todo fue distinto, y por un instante, me miró. Es extraño cuando dos personas conectan en un espacio abarrotado de gente, como se produce una chispa que lo cambia todo, y que ningún programador ha conseguido emular todavía, por más que algunos se empeñen en que la raza humana tiene los días contados.
Pienso en ella mientras jadeo intentando caminar, siento un extraño sabor metálico en la boca, y noto como las fuerzas me abandonan. No quiero desfallecer en el suelo, no quiero formar parte del humus de muerte y destrucción que lo cubre todo, no soy lodo, soy un hombre, y quiero morir de otro modo.
Oprimo el botón de mi cámara, y la apago, soy incapaz de decir nada más. Esta vez siento que de verdad el fin se acerca, y por una vez, no siento la necesidad de compartirlo con nadie. Busco un lugar recogido, y hallo una especie de ruina de lo que parece haber sido un templo cibernético, si mis ojos no me fallan. No es precisamente ese mi Dios, pero entiendo que no me hayo en posición de escoger. Sonrió al pensarlo, y me doy cuenta que es la primera vez que lo hago desde que llegué, la primera vez desde que me despedí de la mujer…
Me tiendo en el suelo, siempre he sido largo y delgado, noto el suelo frío y me estremezco con su contacto. Recuerdo que no he lanzado el video aun a la Net, debo hacerlo, porque será el último.
Miró al cielo, algunas estrellas se ven a través del techo derruido, veo la constelación de Paris, y la de Apulea, no conozco algunas otras, pero veo su brillo, y recuerdo que los malditos Nubeos ya no tienen un planeta de verdad, que el suyo se muere porque la estrella que le daba vida se apaga, y siento como la rabia y la tristeza se entrelazan en mi interior. No quiero sentir pena por ellos, no después de todo lo que he visto en este tiempo, pero la paz que me invade mientras contemplo la grandeza sobre mí, me hace conectar con su dolor de algún modo, entonces, me obligo a recordar los rostros de cada uno de los muertos, sus ojos implorantes, sus caras llenas de lagrimas, y antes de poder evitarlo, me duermo, y sé que será para siempre.

II
No sé si entiendo lo que ocurrió después, tampoco sé si me importa. Creo que dada mi profesión, debería ser capaz de narrarlo de un modo lógico, al menos de uno que fuera lo suficientemente claro, pero no sé si porque aun estoy algo aturdido, o porque yo mismo no lo comprendo, no consigo sonar convincente.
Al parecer mi Dios no se había olvidado de mi, y el templo donde fui a morir, resulto ser el lugar bajo el cual, los pocos habitantes de Triptogan que quedaban vivos, se ocultaban. Rescataron mi maltrecho cuerpo, y me curaron las heridas causadas por el hambre, la sed y el horror.
Mis fuentes eran fiables, estaban reunidos trazando un plan, pero no era el de la rendición, sino el de la venganza.
Me pidieron que grabara un mensaje para los ciudadanos de la Net, y así lo hice. Hubo miles de millones de comentarios sobre él. Admito que me resultó muy difícil hacerlo, porque en el instante de la grabación, lloraba, y la cámara se empañaba, ofreciendo una imagen defectuosa como de lluvia.
Triptogan cayó, si, pero no lo hizo a manos de los Nubeos como yo había imaginado, sino destruida desde el espacio por un enorme cañón de plasma. La mano que lo activó, fue la del último descendiente del Rey Rodney el alado, y pude ver como temblaba al hacerlo, no sé si por la rabia, o por el dolor. Mientras oprimía el botón a bordo de la nave que nos llevaba a unos miles de humanos en su vientre, yo grababa para que desde todo el universo pudieran conocer la verdad de lo ocurrido.
Grabar la destrucción de un planeta no está al alcance de muchos, reconozco que nunca pensé que fuera a ver algo semejante, aunque haciendo honor a la verdad, el planeta ya había firmado su sentencia de muerte aquella mañana en que las enormes barcazas Nubeas, comenzaron a descender por el Río Bran. O quizás, su fin comenzó en aquella maldita reunión en la que nadie tomó en serio a aquel petimetre de voz calimera y gestos ridículos.
Pienso ahora que quizás, aquella mañana en la que partí para Triptogan, debí quedarme en la cama de la mujer, debí arrebujarme en las sabanas junto a ella, y oler su perfume, embriagarme con su aroma en lugar de aspirar a sabe dios que.
Es tarde ya para eso.
Voy camino del confín del Sistema, mis nuevos amigos me han pedido que les acompañe en su búsqueda de un nuevo planeta, y he pensado que no puedo negarme después de lo que ellos han hecho por mí. Imagino que no será tan malo convertirme en un viajero espacial por un tiempo, mis espectadores agradecerán un cambio de tono en mis videos, o quizás no, poco me importa ya todo eso, después de ver morir el que yo creía que era el culmen de la civilización, no hay muchas certezas en mi vida.
Oprimo mi sien, y empiezo a grabar.

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Texto escrito por Eva R. Alegría, si vas a usarlo para algo cita la fuente.







3 comentarios :

  1. Algunos concursos no premian los textos que requieren un esfuerzo imaginativo para su comprensión, sin embargo, yo creo que estos son los más gratificantes.

    Supongo que la evolución tecnológica no es suficiente para que los imperios no cometan los errores recurrentes que acaban llevándole a su destrucción. Buen texto, gracias por compartir.

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  2. Hola! Tengo una hija de 12 años, en 4° y 5° curso de Primaria sufrió acoso escolar. Además es una niña con sensibilidad y con algunos rasgos que mencionas en tus videos, como puedo saber si tiene altas capacidades? Gracias

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    1. Acudiendo a un psicologo clinico para que emita un diagnostico.

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